París se transformó en capital de la moda en el siglo XVIII, durante el reino de Luis XIV. El soberano, sensible a toda manifestación de supremacía, hizo venir a la capital francesa a los mejores modistas. Poco a poco, los nuevos trajes y accesorios comenzaron a ser copiados en el resto de Europa gracias a pequeñas muñecas vestidas “à la mode” y transportadas en los equipajes de la nobleza.
Pero París no sólo debe la moda al Rey Sol. Bajo su impulso visionario, la capital se transformó en un crisol de creación que llegó a eclipsar a las otras grandes capitales europeas. En poco tiempo, Francia se transformó en la cuna del “savoir faire” gracias a una firme política de incentivo destinada a atraer a los más grandes artistas de cada sector de la creación. En vísperas de la Revolución Francesa, hacía mucho que el país imponía al mundo sus gustos en el sector de la moda, pero también de los perfumes, las telas, los muebles, los tejidos, las porcelanas o los trabajos del cuero.
Cuatro siglos después, la capital francesa sigue haciendo soñar con su capacidad creativa. Con este dossier especial y permanente, RFI tiene el propósito de mantener a su público informado de las últimas tendencias
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